Olas de
Frío, Heladas y Nevadas
Con la llegada del invierno, es conveniente estar
preparados para hacer frente a los riesgos derivados del
frío intenso, como las nevadas o heladas.
Cuando las temperaturas disminuyen significativamente,
puede volverse un reto mantenerse a una temperatura
adecuada y segura. Las temperaturas extremadamente frías
van con frecuencia acompañadas de una
ola de frío,
por lo que es probable que tenga que enfrentarse a la
presencia de
nieve
y a caminos cubiertos de
hielo.
Aunque quedarse en su casa, tanto como sea posible,
puede reducir el riesgo de sufrir
accidentes
automovilísticos y
caídas
en el hielo, es posible que también tenga que enfrentar
peligros dentro de su vivienda. Cuando la temperatura
cae, se tiene que usar calefacción para crear ambientes
cálidos, por lo que se incrementa el riesgo de
incendios
y la
intoxicación
por monóxido de carbono. (especial
riesgo incendio y monóxido de carbono)
Además, la exposición a temperaturas frías, ya sea al
aire libre o en ambientes cerrados, puede causar otras
afecciones graves y hasta mortales. Los bebés y los
ancianos presentan particularmente un mayor riesgo
aunque cualquier persona puede resultar afectada.
Un enfriamiento importante del aire o una invasión de
aire muy frío sobre una zona extensa es la definición de
ola de frío. Las temperaturas alcanzadas durante una ola de frío se
sitúan dentro de los valores mínimos extremos.
Se entiende por temperatura
mínima extrema el
valor más bajo alcanzado en un período de tiempo. Los
umbrales definidos están en función de las
características climatológicas de las diferentes zonas
de nuestro país. Dichos umbrales están recogidos
en el siguiente enlace:
Umbrales
meteorológicos por Comunidades Autónomas
La helada consiste
en una congelación directa de la humedad del suelo. No
es un fenómeno estrictamente meteorológico porque no se
forma en la atmósfera, pero está directamente
relacionado con la temperatura que será determinante.
La nieve es
una precipitación en forma de estrellas hexagonales de
hielo cristalizado que se sueldan entre sí formando los
copos. La nieve se va depositando sobre el suelo y si
las condiciones son favorables, el espesor adquirido va
creciendo de forma muy rápida. Por su intensidad se
clasifican en débiles (el espesor aumenta hasta 0,5cm /
hora), moderadas (el espesor aumenta hasta 4 cm / hora)
y fuertes (el espesor aumenta más de 4 cm / hora).
El origen de la
nieve está en aquellas nubes en las que existen
cristales de hielo sobre los que el vapor de agua se
deposita en estado sólido, lo que les hace crecer de
tamaño. En su caída, si las temperaturas que se
encuentran son inferiores a 0º C, se unen varios de
ellos formando los copos de nieve.
Es frecuente que a
las nevadas les acompañen heladas, lo que origina que el
manto nivoso sea especialmente peligroso para la
circulación en carreteras y el desplazamiento de las
personas.
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