En verano es también recomendable
prestar especial atención a los hábitos
alimentarios para evitar posibles
intoxicaciones como consecuencia de las
altas temperaturas, ya que éstas
favorecen el desarrollo de
microorganismos en los alimentos. Estas
intoxicaciones suelen ser más graves en
personas vulnerables, como niños,
ancianos, mujeres embarazadas y personas
con trastornos del sistema inmunitario.
Además, en verano hay que tener también
especial cuidado a la hora de reponer en
nuestro organismo la cantidad de agua y
sales que perdemos durante esta época
del año, evitando así las
deshidrataciones.
Por ello, desde el Ministerio se ofrecen
las siguientes recomendaciones para
evitar las complicaciones provocadas por
una inadecuada manipulación o
conservación de los alimentos durante
esta época del año:
1.
Extreme las medidas de higiene, sobre
todo el lavado frecuente de manos con
agua y jabón antes y después de
manipular alimentos frescos, así como
una correcta limpieza de la cocina.
2.
Consuma alimentos que hayan sido
tratados o manipulados higiénicamente y
que procedan de establecimientos
autorizados. No se debe consumir leche
sin tratamiento térmico (leche cruda).
Las carnes, pescados y productos de
repostería deben estar refrigerados o
congelados.
3.
Tenga especial precaución con los
alimentos que contengan huevo. En los
establecimientos de restauración es
obligatorio el empleo de ovoproductos en
la elaboración de mayonesas, salsas,
cremas, etc. En casa, debe adquirir y
utilizar sólo huevos convenientemente
envasados y etiquetados adquiridos en
establecimientos autorizados. Deben
conservarse en el frigorífico desde su
adquisición hasta el momento en el que
se vayan a utilizar. En ese momento, se
debe lavar la cáscara y tener especial
cuidado para que no caigan trozos de
ésta ni en la clara ni en la yema. Los
recipientes y utensilios que utilicemos
para batir los huevos no deben entrar en
contacto con otros alimentos.
4.
Cocine suficientemente los alimentos.
Los alimentos pueden estar contaminados
por microorganismos, que pueden ser
destruidos si se cocinan suficientemente
para evitar que alguna parte quede
cruda. Los alimentos deben ser
consumidos inmediatamente después de ser
cocinados, ya que es la mejor manera de
evitar la proliferación de los gérmenes.
No dejar nunca los alimentos cocinados a
temperatura ambiente.
5.
Evite el contacto entre los alimentos
crudos y los cocinados. Un alimento
cocinado puede volver a contaminarse por
contacto con uno crudo o con objetos que
hayan estado en contacto con un alimento
crudo (cuchillos, tablas, superficies,
trapos, etc.). Si va a consumir pescado
crudo, hágalo después de haberlo
mantenido congelado durante más de tres
días.
6.
Utilice exclusivamente agua potable. El
agua potable no es sólo imprescindible
para beber, sino también para preparar y
lavar los alimentos, especialmente los
que vayan a consumirse crudos, como
frutas y hortalizas. No se debe beber ni
usar agua procedente de pozos que no
esté potabilizada y se debe tener
especial cuidado con los hielos, que
deberán hacerse exclusivamente con agua
potable.
7.
No consuma alimentos perecederos que
estén expuestos a temperatura ambiente.
En bares, cafeterías, restaurantes,
etc., todos los alimentos deben estar
protegidos por vitrinas y conservados a
temperatura adecuada. Es muy importante
que se conserve la cadena de frío. Estas
medidas deben ser exigidas por el
consumidor, y cuando se observe que no
se cumplen, los alimentos deben ser
rechazados. |